03-10/2013 A Marisabel Jaramillo Quise ocultarte como una alucinación por evitar incomodarme. Cerrada la caja, la bailarina y su música no pueden fascinarme. Olvidada la historia puede transformarse en falsedad. Cambiada la estación las aves emigran. Pasadas las horas el sol se oculta en el océano. Si no hay provocación las avispas se calman. En ausencia de oxigeno no hay fuego. La ola que cae ya no puede volver a levantarse. Creemos en tantas cosas y las damos por absolutas y alabamos la infalibilidad de la naturaleza. Nos adaptamos tanto que la mano que recibe y amaña es la misma que despide. En los lúgubres callejones interminables de la mente fui esparciendo tu rastro. Hubiese sido mejor dejarte en un solo lugar, ahora tus minúsculos recuerdos se aparecen en cada intento de memoria.
Insisten en llamarme desgraciado mentes en cuyos vientres se han concebido pensamientos más siniestros que los míos y que la falta de acción no sea excusa pues de tener las condiciones necesarias ningún principio o moral les hubiese detenido. Que no soy un hombre bueno, eso se sabe. Mi cuerpo alegremente ha transgredido las leyes que el creador estipulase para guiar al ser humano en su camino. En vano no es entonces mi vida triste y todo el mal que he hecho lo he pagado.
10-11/2010 Nuestras bocas en un pacto decidieron no hacer pacto, eligieron lo intenso, la locura y el deseo. Y cada vez que se encontraban la renovación del pacto que no era pacto les llevaba a unirse en aquello que llaman beso. Pero aquello que es intenso no es sinónimo de efímero, así tampoco lo insano carece de voluntad y aquel deseo resume las exigencias de un alma que no requiere de pactos si se quiere enamorar.
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