Madrugada
Se ha ido la risa,
se instala el dolor
andando de prisa
como locomotor.
Ya viene el despecho
y la decepción,
y arriba en el techo
cuelga una ilusión.
De pronto una piedra,
lanzada por un chico,
entra por la puerta
y la hace añicos.
Y los pedacitos
van hacia mi cara
y me precipito
a salvaguardarla
pero al darme giro
caen sobre mi espalda
y su doble filo
me corta hasta el alma.
Llevará algún tiempo,
el recuperarme,
y mientras no siento
ni el hierro que arde.
Y la soledad
se ha vuelto mi socia,
le llueven propuestas
pero no negocia.
Se queda conmigo
e invita al silencio…
Damián Blanco
se instala el dolor
andando de prisa
como locomotor.
Ya viene el despecho
y la decepción,
y arriba en el techo
cuelga una ilusión.
De pronto una piedra,
lanzada por un chico,
entra por la puerta
y la hace añicos.
Y los pedacitos
van hacia mi cara
y me precipito
a salvaguardarla
pero al darme giro
caen sobre mi espalda
y su doble filo
me corta hasta el alma.
Llevará algún tiempo,
el recuperarme,
y mientras no siento
ni el hierro que arde.
Y la soledad
se ha vuelto mi socia,
le llueven propuestas
pero no negocia.
Se queda conmigo
e invita al silencio…
Damián Blanco
Comentarios