Era irreversible lo que acababa de suceder... el tiempo no había borrado aún las huellas, la cama aún continúa vacía y no hay flores secas que pisar. El objeto de mi afecto, el que me liberaba en aquellos en que mi locura traspasaba los límites, el polo a tierra cuando el éxtasis me impactaba con su poderosa carga y parecía que todo a mi alrededor giraba lento. Ella, mi fuerza de Sheccid, mi violeta bañada de luna ya no estaba a mi lado. Dónde está? No sé, recorreré toda la ciudad si es necesario me transformaré en viento, seré el rayo de sol que penetra en la mañana hasta encontrarla, hasta tenerla y volver a sentir sus besos cada mañana, sus manos tocando mi cara porque sinceramente en su ausencia soy un papel en manos de un piromano y los espectros que ya su amor había exorcizado revivieron en mi alma y han debilitado a este corazón valiente. La perdí y no fue por falta de amor en ella o en mi y mucho menos porque el destino lo quiso así sino porque ahora el reflejo de su cuerpo