Libélula y Dragón.

A Elizabeth Porto Williams

A ella la conocí en un lugar donde se va a leer
y donde y suelo dormir,
llevaba un traje blanco y un collar hasta el ombligo;
ademanes de puta francesa
envuelto en piel caribe
y una voz tímida de pausas risueñas.

- Quiero meterme ahí.
Y señaló mi corazón.

- Y yo quiero meterte aquí. 
Y señalé mi pantalón.

Tomó mi mano izquierda y la leyó.
- Es posible, pero sólo si se cumple la primera condición.

Inundó mis labios y mi cuello
y yo incendié los suyos y su pecho.
Repetí la canción
y ella me obsequió un "Bonus Track"

La timidez de su boca desapareció.

- Yo soy agua y tú eres fuego. 
Sentenció.
- Si seguimos este juego morirá uno de los dos.

Miré el reloj.
- Ha pasado mucho tiempo, ya me voy. 

Cuenta hoy la historia que una vez existió
una Libélula que se enamoró de un Dragón.

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