Acosador
Dices que soy un acosador,
que soy un obsesivo compulsivo,
que no te doy un respiro,
que tuviste que cambiar de número,
que no pasas en tu casa
sólo para que yo no te encuentre.
Podría ser más que eso ¿sabes?
podría hacer más de lo que hago...
por ejemplo, no llamarte cada 3 días
sino todos los días, todo el día
ya no a tú número pero sí al de tu hermana.
Otra cosa sería no buscarte una vez por semana,
cuando ya no aguanto las ganas
sino que me sentaría en un lugar cercano
a esperar que llegues o que salgas
y cortarte el camino.
Ya no te escribiría un mensaje cada dies días
sino uno en la mañana, otro en la tarde
y el otro en la noche,
mensajes anti-dieta les llamaría.
Estas son sólo las más básicas,
de todas las cosas que puedo hacer
para confirmar lo que estás pensando de mi.
Pero resulta que quien realmente acosa eres tu.
En las mañanas cuando despierto
y aunque la lluvia hubiese azotado toda la madrugada,
no siento frio pues el calor de tu cuerpo está sobre mi.
Es tu voz en mi mente la que me dice
que debo levantarme y empezar el día con buen ánimo.
Hago un poco de ejercicio antes de bañarme
porque te paras en frente y me dices
que no te gusta mi delgadez.
Ni que decir de la forma en que me consientes en el baño,
tu lo sabes mejor que yo.
Cuando subo en una buseta
tiendo a quedarme en los puestos de adelante
porque tú siempre estás detrás.
Si camino por la calle no miro a nadie
porque donde quiera que volteo ahí estás.
Ya no coqueteo con nadie
y si me arriesgo siento tu mirada acusadora
que no me deja avanzar.
Y si en mi mente llegase a desear a alguien
el recuerdo avasallante de tu cuerpo recupera su lugar...
que soy un obsesivo compulsivo,
que no te doy un respiro,
que tuviste que cambiar de número,
que no pasas en tu casa
sólo para que yo no te encuentre.
Podría ser más que eso ¿sabes?
podría hacer más de lo que hago...
por ejemplo, no llamarte cada 3 días
sino todos los días, todo el día
ya no a tú número pero sí al de tu hermana.
Otra cosa sería no buscarte una vez por semana,
cuando ya no aguanto las ganas
sino que me sentaría en un lugar cercano
a esperar que llegues o que salgas
y cortarte el camino.
Ya no te escribiría un mensaje cada dies días
sino uno en la mañana, otro en la tarde
y el otro en la noche,
mensajes anti-dieta les llamaría.
Estas son sólo las más básicas,
de todas las cosas que puedo hacer
para confirmar lo que estás pensando de mi.
Pero resulta que quien realmente acosa eres tu.
En las mañanas cuando despierto
y aunque la lluvia hubiese azotado toda la madrugada,
no siento frio pues el calor de tu cuerpo está sobre mi.
Es tu voz en mi mente la que me dice
que debo levantarme y empezar el día con buen ánimo.
Hago un poco de ejercicio antes de bañarme
porque te paras en frente y me dices
que no te gusta mi delgadez.
Ni que decir de la forma en que me consientes en el baño,
tu lo sabes mejor que yo.
Cuando subo en una buseta
tiendo a quedarme en los puestos de adelante
porque tú siempre estás detrás.
Si camino por la calle no miro a nadie
porque donde quiera que volteo ahí estás.
Ya no coqueteo con nadie
y si me arriesgo siento tu mirada acusadora
que no me deja avanzar.
Y si en mi mente llegase a desear a alguien
el recuerdo avasallante de tu cuerpo recupera su lugar...
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