En Silencio Y Casto
Se acaba el tiempo, se agota este placer casi sagrado de tocarte, mis ansias se alimentan de tus interminables "¡No!" y un delirio se apodera de mi mente y veo tu imagen en todas partes. ¿Puede compararse acaso, el cuerpo de una simple mortal con el de la hija de una diosa? Espero en silencio y casto el llamado de tu lujuria, el día en que nuestros fuegos se unan bajo una avalancha de besos y caricias y ríos de sudor y fluidos aromaticen el lugar. Quiero ver en tus ojos la mirada obsesiva, sentir en tus manos las garras feroces y provocar en tu cuerpo el rugir de los volcanes, la furia del océano, el big ban de un nuevo renacer. Damian Blanco