Deudas
Insisten en llamarme desgraciado mentes en cuyos vientres se han concebido pensamientos más siniestros que los míos y que la falta de acción no sea excusa pues de tener las condiciones necesarias ningún principio o moral les hubiese detenido. Que no soy un hombre bueno, eso se sabe. Mi cuerpo alegremente ha transgredido las leyes que el creador estipulase para guiar al ser humano en su camino. En vano no es entonces mi vida triste y todo el mal que he hecho lo he pagado.