13 nov 2010

Bienvenido 2010

Son las 4:21 de la madrugada del 1º de enero de 2010 y a diferencia de muchos no estoy en mi casa durmiendo ni en una fiesta ni en discoteca ni borracho.
Estoy sentado en la muralla frente a la casa de García Márquez gracias a que la gente pudiente de este país ocuparon todo el espacio de muralla ubicado en parte trasera del Hotel Santa Clara, además que sus carros ocupan zonas verdes en la Av. Santander mientras unos verdecitos se los cuidan... lo que se puede hacer con un poco de dinero.

Mientras escribo, una chica utiliza el monumento a los Alcatraces como su baño privado y luego se retira tan campante como quien fue sólo a echar un viztazo al mar.
Estoy aquí solo no porque quiera, aunque lo estoy disfrutando, sino porque hay gente falsa que promete y no cumple, que putean sus noches y de paso quieren putearle la de uno.

Afortunadamente hoy los homosexuales parecen estar en otro lado, me da coraje el hecho de no poder salir a caminar de noche por el centro o por la playa sin encontrarse a un depravado que cree que estoy ahí por la misma razón que él.
Si alguien se ofende con lo que escribo NO ME IMPORTA, todos los días tengo que ver o lidiar con cosas que me ofenden y nadie pide disculpas por ello.

Ojalá todo fuera tan hermoso como el camino plateado que traza la luna sobre el mar.
Ojalá todo fuese tan relajante como la fría brisa que viene del océano.
Ojalá todo brillara con el mismo fulgor de la luna.

Seguiré aquí sentado no sé hasta qué hora, mientras los ricos pasan vestidos de blanco, con pantalon y guayabera y las mujeres luciendo sus joyas y sus bolsos caros.
Estaré aquí hasta que el sol venga a fastidiarme, hasta que se acabe la música.

Después de eso me iré pero no a mi casa sino a un lugar donde pueda estar sin preocuparme por nada.

DAMIAN BLANCO

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