Se acaba el tiempo,
se agota este placer casi sagrado de tocarte,
mis ansias se alimentan de tus interminables "¡No!"
y un delirio se apodera de mi mente
y veo tu imagen en todas partes.
¿Puede compararse acaso, el cuerpo de una simple mortal con el de la hija de una diosa?
Espero en silencio y casto
el llamado de tu lujuria,
el día en que nuestros fuegos se unan
bajo una avalancha de besos y caricias
y ríos de sudor y fluidos aromaticen el lugar.
Quiero ver en tus ojos la mirada obsesiva,
sentir en tus manos las garras feroces
y provocar en tu cuerpo el rugir de los volcanes,
la furia del océano,
el big ban de un nuevo renacer.
Damian Blanco
No hay comentarios.:
Publicar un comentario