8 abr 2010

...

Discúlpeme usted pero es algo que se despierta, que explota, que se expande, que controla.
Discúlpeme usted, yo no soy extrovertido, no es normal en mi la euforia, la pasión descontrolada ni el desenfreno emocional pero hay cosas que a uno no le avergüenzan, que se desvían del razonamiento, que no piden permiso y cuando están presentes ¡Que placer! ¡Que éxtasis! ¡Que excitación! ¡Libertad!

No sé qué piense usted, a lo mejor que estoy desquiciado o que soy un vago o un bohemio; quizás piense que estoy bajo el efecto de alguna droga, que no tengo escrúpulos... qué sé yo.
Pero no es así señor, si quiere le explico mejor para que me pueda entender.

Imagino que alguna vez ha estado usted enamorado, que ha seguido los pasos de alguien sin importarle a dónde va. Imagino también que ignoró sus temores, se volvió tolerante, paciente y hasta altruista; incluso me atrevo a afirmar que fue más allá del límite de sus principios y que se arrepintió en silencio aún siendo correspondido y que se sintió impuro en el tiempo de la desilusión.

Pero no es eso lo que quiero decirle, sino que hay momentos en que una sonrisa se sella imborrable en los labios, que la atención se vuelve centrípeta pero la emoción se vuelve centrífuga y el alma se torna egoísta. Y vagas, vagas como el tronco sobre el agua y eres feliz aunque no sepas tu destino y no sólo crees que vas por buen camino sino que es el único camino.

Pues señor, así me siento yo hoy. Me siento enamorado, apasionado, ilusionado; como si viajara en un boomerang o estuviera encerrado en un déjà vu cada vez que me encuentro acompañado de la más hermosa, elegante, triste, interesante y entretenida de todas las cosas...

¡EL ARTE!

No hay comentarios.: