23 dic 2009

Ausencia


30 – 07/2007

Aquí estoy
Lejos de ti, como siempre,
Como cuando no te conocía
Y peor aún, como si no deseara conocerte.

Tú estas allá,
Como antes
Y yo te rozo con la mirada
Y te acaricio con mis palabras
Pero temo abrazarte en mis pensamientos.

Estás aquí,
A mi lado,
Pero lejana como Andrómeda.
Como el viento te traspaso con mis manos
Y te mueres como el silencio cuando mi voz te llama.

Te siento distante,
Perdida en ti misma,
Agonizando en el desierto de tu vida,
Sumergida en el mar de tus angustias.

Te alejas,
Tanto que a veces no puedo verte,
Una niebla densa se interpone
Y yo me canso,
Me fastidio
Y no intento siquiera buscarte
Porque al igual que tu
Estoy atrapado en el fango
Y no puedo rescatarte
Aunque a veces tienda mi brazo.

Me levanto
Para poder ofrecerte
Un optimismo prestado
Y una sonrisa buscada en lo más profundo de mi ser.
Y te llamo pero no me oyes
Y mi garganta ya no soporta el paso de mi voz.
Entonces te pienso
Intentando desarrollar facultades extrasensoriales
Y con la esperanza irónica de que tu puedas sentirme,
Que nuestros pensamientos sena capaz de reconocerse en ese trayecto oscuro de las ciencias ocultas.

Y llegará el día
en que no puedas verme
y tus ojos desorbiten intentando encontrarme.
Distinguirás mi cuerpo
Rondando en los pasillos
Pero con otra alma.
Te miraré a los ojos
Y no recordarás que puedo mentirte
Observando los tuyos;
Por que seré el que fui
Antes de querer conocerte
Y que recuperé con el último aliento
Para poder sobrevivir,
Sobrevivir en el pantano.

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