23 nov 2009

Inventario

Todo lo que me quedaba de ti ya lo perdí
y por inercia me perdí yo…
Perdí tu boca, tus besos y tu voz arrulladora;
perdí tus ojos grandes y tu mirada de timidez y éxtasis;
perdí tus manos, tus abrazos, tus caricias y tu guía;
Perdí tu cuerpo, tu calor y tu sexo tierno e inocente.

También perdí mi compañía nocturna,
los diálogos amenos e interesantes,
la caminata en la bahía,
la estadía en la plaza,
las amanecidas
y el transportarme en taxi.

Pero peor que aquello a la vez perdí…
la amistad, el amor,
la esperanza, el perdón,
la alegría, la motivación,
la confianza, el dolor,
la bondad
y de paso mi humanidad.

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