19 sept 2009

Morfología de la Ira I

2007

Subo rápidamente en la escala,
de un tono moderado a uno grave;
Mis manos buscan los cabellos
que están en la parte más pronunciada de mi cabeza,
mientras esta se agacha,
mis parpados se retractan dejando ver
todo el furor que hay en mis ojos
y los dientes se abrazan agresivamente.
No sé si mi ropa se agranda
o me vuelvo más flaco pero me siento ligero,
capaz de moverme a una velocidad extraordinaria
y con una fuerza invencible.
Sin embargo retrocedo y esto produce
un efecto centrípeto en mi furia,
mi cuerpo se estremece ante el poder del empuje.
Sin darme cuenta tropiezo
y el suelo se abre para no recibirme
y la ira que antes me hacía liviano
es el polo opuesto del abismo que me atrae hacia sí.
Al darme cuenta la libero
y su descarga impetuosa me hace flotar,
me eleva y me deja nuevamente sobre tierra firme
pero con la intención de mostrarme el efecto devastador
de la explosión de mi cólera
y ahora vuelve a liberarse y me envuelve
con la misma violencia de un huracán,
me arrastra, me levanta, me estrella,
me da vueltas y me golpea ciegamente.

Antes había razones para enojarme contra el mundo,
ahora todas apuntan hacia mí,
como una especie de boomerang
con sus bordes afilados
al que no puedo dominar
y cuyos retornos no tienen descanso.