13 may 2009

Susurro de la Mañana

Viernes 13-03/2009

Canta el susurro de la mañana.
Canta en las hojas, canta en los pájaros,
canta en el tejado, canta en la pared,
canta en el nido de los lobitos.
Canta en el suelo;
canta en la sala al rozar la mesa,
canta al golpearse contra el sillón,
canta en la puerta que da a la calle,
en las cortinas, en el armario;
canta en los libros y al rozar la ropa;
canta en las sabanas, canta en tu pelo,
canta en tu oído… canta mi ruego.

Mi ruego lleva aquel anhelo,
aquella fuerza, aquel deseo;
mi alma plena, mi cuerpo entero,
mis días grises y mis días de duelo.
Mi ruego lleva la melodía de las sirenas,
el acento erótico de las francesas,
la rueca de oro de la Princesa,
la sabia de la naturaleza.
Lleva el oeste y lleva el oriente,
lleva la espada en mano valiente
y la agonía del sol poniente.
Lleva la estrella beleneciana*,
lleva en la izquierda, de Aarón, la vara
y lleva el misterio del gran Sahara.

Lleva la historia del blanco y negro
y como una estrella bajo del cielo
y posó en labios mortales un beso.
Lleva la esencia del alma errante
y la locura del ser pensante,
lleva un poeta y lleva un amante.

Ese susurro de la mañana,
no es solamente mi voz que clama
desde la calle en la madrugada.
Es mi cuerpo entero y plena mi alma,
es el silencio que a veces pasa,
es Dios diciéndote que te ama.

*Hago referencia a la estrella de Belén.

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